16 diciembre, 2008

Alquimia

Arte sagrado o charlatanería

Durante siglos, sufriendo persecusiones, padeciendo tortura, incontables hombres y mujeres (entre los que se cuentan eminentes figuras del pensamiento y del arte de todos los tiempos, y desde reyes hasta lacayos) han sacrificado riqueza, familia, salud, llegando a morir de hambre en prisión, subir a la horca o ser quemados, siguiendo un arduo estudio, efectuando enigmáticas manipulaniones de la materia, sometiendo el espíritu a una agobiante disciplina tras la cristalización de la gran obra, llave que abriría el libro de las layes secretas de la naturaleza y los pondría en posesión del supremo conocimiento, del aqua vitae o el elíxir de la vida, una revelación trascendente, inefable, por encima de toda experiencia y virtualmente intransferible. Hostigados en Roma como matemáticos, astrólogos, magos y fanáticos de una ciencia oculta, por esta causa fue condenado Plinio durante el reinado de Tiberio. Así, tanto Claudio como Vitelio promulgaron senatus-consultos sentenciando a castigos atroces a quienes se entregaban a estos ejercicios y se penalizó este conocimiento a tal extremo que la sola posesión de libros del género (que eran quemados públicamente, a veces en presencia de obispos -por orden de Teodosio, por ejemplo) significó para muchos la muerte. Diocleciano ordenó la destrucción de tratados, sin contar las bárbaras matanzas de los adeptos en Egipto. Dichas persecusiones atraviesan toda la Edad Media hasta el Renacimiento.Ya en el siglo XV, el arzobispo de Praga fue perseguido debido a esto por el mismo concilio que condenó a Juan Hus y en el XVI, un decreto dado en Venecia (1530) citado por el patriarca de Aquilea, prohibe bajo pena de muerte el ejercicio de este arte; por esta causa fueron ahorcados Bragachino y tostada en una caja de hierro María Zigrerin. El número de los quemados vivos nunca podrá determinarse. Que hombres de la talla de Demócrito, padre de la teoría atómica, Cleopatra, Santo Tomás de Aquino, el Doctor iluminado Ramón Lull, Paracelso, Pico de la Mirándola, Newton o Goethe (la lista es interminable) se hallan entregado a estas prácticas pareciera avalar la especie que hace de éste el arte sagrado por excelencia: estoy hablando de la alquimia.
En el origen de la alquimia se hiergue Hermes Trimegisto, según la tradición, autor de unos 20.000 volúmenes que disertan sobre medicina, astrología judiciaria, ciencia oculta y otros. Si bien no se conservaría de él sino su Tabula smaragdina (ver más abajo), la suma de su legado pudo bien pervivir transmitida de generación en generación entre los sacerdotes del Egipto, pasar a Grecia, de aquí a Roma y luego a Europa (desde luego, no cabe discusión respecto de la introducción de la ciencia de la llave en Europa por los árabes, siendo España la puerta de entrada), del mismo modo que hemos conservado La Ilíada, la Biblia o los fragmentos de Parménides. También se menciona al Keops del Egipto metalúrgico y místico como el más antiguo alquimista.
Ciencia de la letra M (por misam, balanza, otra de las amneras de nombrarla por los adeptos, pues mediante la alquimia se establece la pérdida o ganacia de los cuerpos sometidos a proceso), y también astrología del mundo interior, la alquimia, desde una época imposible de precisar, fue cultivada por los sabios musulmanes, entre los que se cuenta a Geber y a Avicena. Este Geber la sublimó al nivel de doctrina científica con el descubrimiento del aqua fortis y el aqua regalis; sentó la importancia que los gases (que llamó espíritus) desempeñarían en la composición de los cuerpos. El indeterminado autor de la Clave de la sabiduría habría poseído el elixir vitae (el oro potable o bien la quinta esencia de los elementos que conforman los tres reinos de la naturaleza.) Cabría agregar los nombres de Mahommet ben Zakaria, Khalid, la escuela de Saadia o la Academia cordobesa, entre tantos otros.
Al alquimista griego nacido en el Alto Egipto (entre los siglos III y IV), Zósimo de Panópolis, cabe la distinción de ser el primer autor documentalmente reconocido, a quien se deben los libros de alquimia más antiguos de que se tenga noticia, conocidos por citas en griego original y traducciones en sirio o árabe (una traducción debida a Tugra'i (Ibn Al-Hassa Ibn Ali Al-Tughra'i, alquimista persa del siglo XI) fue encontrada en 1995. Del papiro de Zósimo de Panóplis encontrado en Egipto se ha escrito: "La importancia de este papiro se encuentra en que es la más antigua receta de cerveza de la que se tenga constancia escrita".
De los alrededores del siglo III d.C (mencionada por Zósimo) tenemos noticia de la matrona de los alquimista, María la Judía, a quien se debe el Balneum Mariae (Baño María. Se trata del llamado calentamiento indirecto por convección térmica del medio, y por conducción térmica de la substancia.) El cronista bizanino del siglo VIII Gorges de Syncelles la hace iniciadora de Demócrito, y es citada por el enciclopedista árabe Al-Nadim en su Catálogo del año 89 como uno de los cincuenta y dos alquimistas famosos. No cabe duda de su importancia en lo que respecta a la práctica operativa, sabedora de la preparación del caput mortum. Los filósofos, reunidos ante ella, habrían declarado: "Bienaventurada seáis, María, porque el Divino secreto escondido, os ha sido revelado." Es conocida entre los árabes por Hija de Platón, bien que esta denominación, los textos alquímicos, designa el azufre blanco, primer estado de la tintura al blanco salida directamente de la flor cuyos cinco pétalos se ven en cierto grabado. María pasa así (se ha dicho que en alquimia la metalurgia es simbólica; así mercurio, azufre y sal son respectivamente espíritu, alma y cuerpo. Las tres partes dichas deben someterse a la máxima alquímica solve et coagula, esto es, separarlas, purificar luego individualmente con régimen de fuego propicio, lo que conlleva mucho tiempo y vigilancia de los aspectos planetarios; las tres partes deben unirse otra vez para formar la substancia inicial entonces cargada de ciertos poderes) a ser identificada con la materia que trabaja. De hecho, algunos ven las substancias químicas, estados físicos y procesos materiales como meras metáforas de entidades, estados y transformaciones espirituales. Símbolos de la evolución desde un estado imperfecto, enfermo, corruptible y efímero hacia el estado perfecto, sano, incorruptible y eterno. La piedra filosofal, una clave mística que posibilitaría esta evolución.
En China hay una respetable tradición alquímica, relacionada con el taoísmo. Está estrechamente relacionada con la medicina y las prácticas espirituales anejas a las artes marciales, acupuntura, el Tai chi chuan y el dominio del Qi. En américa, el Horóscopo maya habla de una percepción no convencional ni evidente entre fuerzas primordiales de la naturaleza, los astros, los animales, las plantas y los hombres relacionados en un plano que va más allá de lo físico. Basta leer los libros de Carlos Castaneda (las enseñanzas del brujo yaqui Don Juan) para entender que en estas latitudes las culturas precolombinas resultan nada inocentes en esta materia.
La alquimia emplea indistintamente términos de la mitología bíblica y pagana, la astrología, la Cábala y de otros campos místicos y esotéricos. Está relacionada y entrelazada con astrología y la teurgia desarrolladas para complementarse en la búsqueda del conocimiento oculto. Para alcanzar la iluminación, amén de un maestro iniciático, laboratorio, paciencia, destreza y otros muchos atributos, se precisa de una milagrosa capacidad versátil de decodificación, o de intuición. Esto debido al carácter secreto, la terminología cifrada, como se ha dicho, que esquiva la denominación literal; de modo que no se llega a ninguna parte con la aplicación al pie de la letra de las recetas. También es imposible la elaboración sin un buen conocimiento de compuestos inestables. Las carencias deben a menudo suplirse con la experimentación, las tradiciones y muchas especulaciones hasta profundizar en el arte. Cuidarse de reactivos impuros, observar escrupulosas medidas cuantitativas y nomenclatura hermética. Si a esto agregamos precarias condiciones de seguridad, no resulta insólito encontrarnos con discípulos arruinados, sin resultados, maldiciendo de mil formas a la alquimia.Titus Burkhardt declara que Goethe fracasó al intentar la alquimia. Otro tanto podría afirmarse del desencantado Borges, a pesar de la asesoría del enigmático Xul Solar, según lo trasluce alguno de sus poemas. Un viejo amigo de García Márquez, Pepe Stevenson, me dijo una tarde en un restaurante en Cartagena de Indias que Ramón Vinyes habría iniciado a éste en los rudimentos de la alquimia, que pues el llamado Sabio Catalán de Cien años de soledad tenía su laboratorio; también cabría pensarse en Melquiades, imagen idealizada del alquimista, y del Aureliano su discípulo. Empero la lectura de sus memorias Vivir para contarla, revelan una relación asaz superficial, distante entre el europeo y nuestro novelista, que no condice con la íntima de maestro-discípulo del modelo alquímico. En tal caso, no sería accidental que el presunto autor de Cien años de soledad, Melquíades, sea presentado por García Márquez como alquimista, iniciador del personaje protagónico de este bello libro, que para alguien "está escrito en clave alquímica." No insistiré a este respecto: Quevedo se burla sin piedad de los presuntos alquimistas.
La alquimia aparece de improviso como un elaboradísimo cuerpo de doctrina a la caída del Imperio romano, y durante la Edad Media se enriquece de términos y misterio como doctrina oculta. Arrebata el interés tanto de sabios y filósofos como de charlatanes.Tiene que ver con especulaciones de filósofos griegos, visiones de gnósticos y alejandrinos. Pero su raíz práctica viene ya de los procemientos metalúrgicos e industriales del antiguo Egipto.
El origen místico de la alquimia suele llevarse a algunos pasajes del Génesis. Incluso, no falta quien afirme que la Biblia sólo puede ser cabalmente entendida mediante la aplicación de las claves secretas de la alquimia, y que a los legos se les cuenta una historia, otra a los iniciados. Sin esta lectura, se dice, nunca es posible alcanzar el profundo sentido, los planos cifrados definitivos de la Escritura. Respecto del arte gótico y en general de las catedrales medievales, otro tanto afirma Fulcanelli: la catedral como un secreto libro de piedra que sólo pueden leer los adeptos.
La palabra alquimia (sigo de nuevo a Burkhardt) deriva del árabe al-quimiyya. Quimiyya, a su vez, del vocablo del Egipto antiguo Khemes, que vendría a significar la tierra negra. Esta "tierra negra", como todo en la alquimia, aludiría a una noción esotérica trascendente. Algo como la parakriti de India, substancia más sutil que el éter, de la que dimanarían tanto el universo físico como las almas.
"Las disoluciones de esta clase por ácidos o agua fuerte, no pueden considerarse como verdaderos fundamentos del arte transmutador de metales, sino únicamente como imposturas de alquimistas sofistas que creen poseer el secreto del arte sagrado", ha escrito Bernardo de Trevisa, y Nabi Effendi en Consejos a mi hijo Abul Khadir, para disuadir a su hijo que desea darse al estudio de la alquimia, dice que todos los alquimistas son charlatanes, el firmamento es un libro que sólo Dios sabe leer, y que serán malditos los que se atrevan a imitar sus obras.

Stanislas Valois Aragón



Preceptos de Hermes Trismegisto
(La Tabula smaragdina o Tabla esmeralda)

I. Lo que digo no es ficticio, sino digno de crédito y cierto.
II. Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan para cumplir los prodigios del Uno.
III. Como todas las cosas fueron creadas por la Palabra del Ser, así todas las cosas fueron creadas a imagen del Uno.
IV. Su padre es el Sol y su madre la Luna. El Viento lo lleva en su vientre. Su nodriza es la Tierra.
V. Es el padre de la Perfección en el mundo entero.
VI. Su poder es fuerte si se transforma en Tierra.
VII. Separa la Tierra del Fuego, lo sutil de lo burdo, pero sé prudente y circunspecto cuando lo hagas.
VIII. Usa tu mente por completo y sube de la Tierra al Cielo, y, luego, nuevamente desciende a la Tierra y combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la oscuridad saldrá de ti de una vez.
IX. Esto tiene más virtud que la Virtud misma, porque controla todas las cosas sutiles y penetra en todas las cosas sólidas.
X. Éste es el modo en que el mundo fue creado.
XI. Éste es el origen de los prodigios que se hallan aquí [¿o, que se han llevado a cabo?].
XII. Esto es por lo que soy llamado Hermes Trismegisto, porque poseo las tres partes de la filosofía cósmica.
XIII. Lo que tuve que decir sobre el funcionamiento del Sol ha concluido.


Fausto
PRIMERA PARTE
LA NOCHE
Una estancia gótica,estrecha y de elevada bóveda.
FAUSTO,inquieto,sentado en un sillón delante de un pupitre.

FAUSTO
Con ardiente afán,¡ay! estudié a fondo la filosofía,jurisprudencia,medicina y también,por mi mal,la teología;y héme aquí ahora,pobre loco,tan sabio como antes.Me titulan maestro,me titulan hasta doctor y cerca de diez años ha llevo de los cabezones a mis discípulos de acá para allá,a disetro y siniestro....y veo que nada podemos saber.Esto llega casi a consumirme el corazón.Verdad es que soy más entendido que todos esos estultos,doctores,maestros, escritorzuelos y clérigos de misa y olla,no me atormentan escrúpulos ni dudas,no temo al infierno ni al diablo...pero,a trueque de eso,me ha sido arrebatada toda clase de goces.No me figuro saber cosa alguna razonable,ni tampoco imagino poder enseñar algo capaz de mejorar y convertir a los hombres.Por otra parte,carezco de bienes y caudal,lo mismo que de honores y grandezas mundanas,de suerte que ni un perro quisiera por más tiempo soportar semejante vida.Por esta razón me di a la magia,para poder ver si mediante la fuerza y la boca del Espíritu,me sería revelado más de un arcano,merced a lo cual no tenga en lo sucesivo necesidad alguna de explicar con fatigas y sudores lo que ignoro yo mismo,y pueda con ello conocer lo que en lo más íntimo mantiene unido el universo,contemplar toda fuerza activa y todo germen(1),no viéndome así precisado a hacer más tráfico de huecas palabras.(...)cercado por todas partes de redomas y botes;atestado de aparatos e instrumentos;atiborrado de cachivaches,herencia de mis abuelos...¡He aquí tu mundo!¡Y a eso se llama un mundo!
(...)En lugar de la naturaleza viviente en cuyo seno creó Dios a los hombres,sólo ves en torno tuyo esqueletos de animales y osamentas de muertos,todo confundido entre el humo y la podredumbre.
¡Ea!¡Fuera de aquí!¡Huye al dilatado campo!¿Acaso no es para ti suficente salvaguardia este misterioso libro de la propia mano de Nostradamus?Entonces conocerás el curso de los astros,y si la Naturaleza te alecciona,entonces se te abrirá la potencia del alma,y te hablará como habla un espíritu a otro espíritu.En vano es que la árida meditación te descifre aquí los sagrados signos.¡Vosotros,espíritus que flotáis junto a mí,respondedme,si oís mi acento!(Abre el libro y ve el signo del Macrocosmo)(2).
¡Ah!¡Qué deleite invade súbitamente todos mis sentidos a la vista de este signo!Siento circular por mis nervios y venas,otra vez enardecida,una nueva y santa dicha de vivir.¿Fue un dios quien trazó estos signos que calman el hervor de mi pecho,llenan de gozo mi pobre corazón,y mediante un misterioso impulso descubren en torno mío las fuerzas de la Naturaleza?
¿Soy un dios?¡Todo se hace para mí tan claro!En estos simples rasgos veo expuesta ante mi alma la Naturaleza en plena actividad.Ahora,por vez primera,comprendo lo que dice el Sabio:"El mundo de los espíritus no está cerrado;tu sentido está obtuso,tu corazón está muerto.¡Ánimo,discípulo,baña sin descanso tu pecho terrenal en los rayos de la aurora!"(Contempla el signo)
(...)¡Qué espectáculo!Mas ¡ay! ¡un espectáculo tan solo!¿Por donde asirte,Naturaleza infinita?¿Cómo coger tus pechos,manantiales de toda vida,de quienes están suspendidos el cielo y la tierra,y contra los cuales se oprime el lánguido seno?Os mastráis túrgidos,ofrecéis el sustento que mana de vosotros,¿y yo me consumiré así en vano?

EL ESPÍRITU
(...)Nacimiento y muerte,un océano sin fin,una actividad cambiante,una vida febril:así trabajo yo en el zumbador telar del Tiempo tejiendo el viviente ropaje de la Divinidad.

FAUSTO
Tú,que vagas por toda la redondez de la vasta tierra,Espíritu afanoso,¡cuán cerca me siento de ti!
EL ESPÍRITU
Te igualas al Espíritu que tú concibes,no a mí.(Desaparece.)

FAUSTO
(Anonadado).-¿No soy igual a ti?¿A quién,pues?Yo,imagen de la Divinidad,¿ni tan siquiera me igualo a ti?
(Llaman a la puerta)

WAGNER
(...)¡Ay,Dios!El arte es largo,y breve es nuestra vida.(3)En mis esfuerzos de crítica llego a temer no pocas veces por mi cabeza y mi pecho.¡Cuán arduos de conseguir no son los medios por los cuales se remonta uno a las fuentes!Y sin duda ha de morir el pobre diablo antes de haber andado sólo la mitad del camino.

FAUSTO
¿Crees tú que un árido pergamino es la fuente sagrada que,con sólo beber un trago de ella ,apague la sed para siempre?No hallarás refrigerio alguno si no brota de tu propia alma.
...(Solo) Yo,imagen de la Divinidad,yo que me figuraba estar ya muy cerca del espejo de la verdad eterna,que gozaba de mí mismo,bañado en la luz y el esplendor celeste,y había despojado al hijo de la tierra(4);yo ,superior al querubín,yo,cuya libre fuerza,llena de presentimientos,ya pretendía osadamenrte correr por las venas de la Naturaleza,y,creando,aspiraba a gozar de la vida de los dioses,¡cómo debo expiar mi vana presunción!Una sola palabra,potente como el rayo,ha bastado para anonadarme.
No puedo pretender igualarme a ti.Si tuve poder para atraerte,no lo tuve para conservarte junto a mí.En aquellos felices instantes ¡sentíame a la vez tan pequeño y tan grande!Me rechazaste depiadado,sumiéndome de nuevo en la incierta suerte humana.¿Quién me instruirá?¿Qué debo evitar?¿Tengo que ceder a aquel impulso?¡Ay!Nuestras mismas acciones,lo propio que nuestros sufrimientos,entorpecen la marcha de nustra existencia.
(...)Vosotros,instrumentos,sin duda hacéis mofa de mí con esas ruedas y esos dientes,cilindros y arcos.Yo estaba frente a la puerta;vosotros debíais ser las llaves,y con todo y tener vuestras guardas bien rizadas,no movéis el pestillo.Misteriosa en pleno día,la Naturaleza no se deja despojar de su velo,y lo que ella se niega a revelar a tu espíritú,no se lo arrancarás a fuerza de palancas y tornillos.Tú,vetusto ajuar que nunca utilicá,ahí estás sólo porque mi padre se sirvió de ti.Y tú,vieja polea,¡cómo te has ennegrcido desde que la triste lámpara ha humeado sobre este pupitre!Mucho mejor hubiera obrado yo disipando lo poco que poseo,que estarme aquí agobiado por el peso de tal escasez.Lo que tú heredaste de tus padres,adquiérelo para gozar de ello.Lo que no se utiliza es una carga pesada;sólo puede ser de provecho aquello que crea el momento.
Mas,¿por qué se fija mi vista en aquel sitio?¿Es aquel pequeño frasco un imán para mis ojos?¿Por qué de improviso todo todo se vuelve para mí suavemente claro,como cuando de noche,en medio de la selva tenebrosa,nos baña el resplandor de la luna?
Yo te saludo,redomita singular,que con recogimiento bajo ahora de tu sitio.En ti venero el ingenio y el arte del hombre.Tú,agregado de benéficos jugos soporíferos;tú,extracto de todas las sutiles fuerzas mortales,da a tu dueño una muestra de tu favor.Te miro,y el dolor se mitiga;te tomo en mis manos,y mengua el afán,baja poco a poco la marea creciente del espíritu.

CORO DE ÁNGELES
¡Cristo ha resucitado!¡Feliz aquel que ama,aquel que ha resistido la dolorosa,saludable y aleccionadora prueba!


EN LA CAMPIÑA

FAUSTO
(...)Era mi padre un obscuro hombre honrado,que de buena fe,pero a su manera,se metió a discurrir con afán quimérico sobre la Naturaleza y sus sagrados círculos.Acompañado de algunos adeptos,encerrábase en la negra cocina(5),y allí,con arreglo a recetas sin fin,operaba la transfusión de los contrarios.Un León rojo,audaz pretendiente,era allí casado con la Azucena en el baño tibio,y después,con flamante fuego descubierto,ambos eran torturados de una a otra cámara nupcial.Tras esto,aparecía en el vaso la joven Reina con variados colores,y quedaba hecho el remedio(6).
(...)¿Ves aquel perro que anda vagando por entre los trigos y rastrojos?

WAGNER
Mucho rato ha que le veía,y no me ha parecido que tenga importancia alguna.

FAUSTO
Obsérvalo bien.¿Por quién tomas ese perro?

WAGNER
Por un perro de aguas,que,a su manera,se empeña con porfía en seguir las huellas de su amo.

FAUSTO
¿Adviertes cómo,describiendo anchas espirales,corre en derredor nuestro y cada vez más cerca?Y si no me engaño,deja a su paso,a modo te torbellino,un rastro de fuego.

WAGNER
No veo sino un perro de aguas negro.Eso bien podía ser una ilusión de vuestros ojos.

FAUSTO
Paréceme que tiende sutiles lazos mágicos alrededor de nuestros pies,para formar luego una atadura.

WAGNER
Véole inseguro y temeroso saltar en torno nuestro porque,en lugar de su amo,ve dos desconocidos.

FAUSTO
El círculo se va estrechando;ya está cerca.

WAGNER
Bien ves que aquello es un perro y no un fantasma.Gruñe y vacila,se echa sobre el vientre,menea la cola...,en fin,todas las costumbres del perro.

FAUSTO
(Al perro).-¡Júntate con nosotros!¡Ven acá!

WAGNER
Es un animal divertido como todos los perros de aguas.Si te detienes,se pone derecho esperando tu mandato;si le hablas,quiere subírsete encima;pierdes alguna cosa,te la traerá,y tras tu bastón se tirará al agua.


GABINETE DE ESTUDIO

Entra FAUSTO acompañado del perro

FAUSTO
Abandoné el campo y los prados,cubiertos por una densa noche,que con santo temor lleno de presentimientos despierta en nosotos el alma superior.Adormecidos están ahora los ímpetus desordenados,a la vez que toda actividad turbulenta;ahora se hace sentir el amor a la humanidad,se hace sentir el amor a Dios.
Estáte quieto,perro;no corras de acá para allá.¿Qué estás olfateando ahí en el umbral?Échate detrás de la estufa.Te cedo mi mejor almohadón.Ya que allá fuera,en el montañoso camino,nos divertiste con tus carreras y brincos,acepta ahora también mis agasajos,como huésped apacible y bienvenido.
¡Ah!Cuando en nuestra angosta celda de nuevo arde risueña la lámpara,entonces luce la claridad en nuestro pecho,en el corazón,que se conoce a sí mismo.Empieza la razón a hablar una vez más y la esperanza a reflorecer;el hombre suspira por los arroyos de la vida,¡ah! por la Fuente misma de la vida.
No gruñas,perro.Esa voz animal no puede armonizar con los sagrados acentos que al presente embargan mi alma emtera.Estamos habituados a que los hombres hagan burla de lo que no entienden,y murmuren a la vista de lo bueno y lo bello,que a menudo les causa enojo;y a ejemplo de ellos,¿quiere el perro gruñir a eso?
Mas ¡ay! pese a la mejor voluntad,no siento ya el contento brotar de mi pecho.Pero ¿por qué ha de agotarse tan presto el manantial dejándonos sedientos otra vez?¡De ello tengo yo tanta experiencia...!Esta falta,empero,permite ser compensada,pues,aprendemos a apreciar lo que está más alto que la tierra,suspiramos por una Revelación,que en ninguna parte brilla más augusta que en el Nuevo Testamento.Siéntome impulsado a consultar el texto primitivo,a verter con fiel sentido el original sagrado a mi amada lengua alemana.
(Abre un libro y se pone a trabajar.)
Escrito está:"En el principio era la Palabra"...Aquí me detengo ya perplejo.¿Quién me ayuda a proseguir?No puedo en manera alguna dar un valor tan elevado a la palabra;debo tarducir esto de otro modo si estoy bien ilumuinado por el Espíritu.-Escrito está:"En el pricipio era el Pensamiento"...Medita bien la primera línea,que tu pluma no se precipite.¿Es el pensamiento lo que todo lo obra y crea?...Debiera estar así:"En el pricipio era la Fuerza"...Pero también esta vez,en tanto que esto consigno por escrito,algo me advierte ya que no me atenga a ello.El Espíritu acude en mi auxilio.De improviso veo la solución,y escribo confiado:"En el principio era la Acción".
Si he de compartir la estancia contigo,perro,cesa de aullar,cesa de ladrar.No puedo sufrir a mi lado un compañero tan importuno;es menester que uno de los dos abandone al celda.Con pesar mío quebranto el derecho de hospitalidad.Franca está la puerta,libre tienes la salida...Mas,¿qué veo?¿Puede eso acontecer de un modo natural?¿Es ficción vana?¿Es realidad?¡Cómo se agranda en todos sentidos mi perro de aguas!Empínase con violencia.Esa no es la figura de un perro.¿Qué fantasma he traído a mi casa?Ya se parece a un hipopótamo,de ojos encendidos como fuego y dientes formidables.¡Oh,con seguridad eres mío!Para semejante ralea medio infernal es buena la clave de Salomón(7).
(...)En primer lugar,para ir al encuentro del animal,me valgo de la fórmula de los Cuatro:

Que se abrase la Salamandra,
retuérzase la Ondina,
desvanézcase el Silfo,
afánes el Gnomo.


Quien no conozca estos elementos ,su poder y propiedad,nunca será dueño de los espíritus.

Desaparece en llamas,Salamandra;
derrítete murmurante,Ondina,
luce co belleza de meteoro,Silfo,
aporta ayuda doméstica,Íncubo,Íncubo,
aparece y haz el remate.

Ninguno de los Cuatro se halla metido en el animal.Está echado con el mayor sosiego y me mira riendo con sorna.Ningún daño le he causado todavía.Has de oirme conjurar con mayor fuerza.
Si tú,compañero,eres un fugitivo del infierno,contempla este signo,ante el cual se humillan las negras falanges.
Ya se abulta con el pelo erizado.-¡Réprobo!¿Puedes tú leerlo,el Increado,el Inefable,extendido por todos los cielos,el Traspasado por mano impía?-Fascinado detrás de la estufa,se hincha como un elefante,llena todo el espacio,va a disiparse en bniebla.-No subas hasta la bóveda.¡Échate a los pies de tu amo!-Ya ves que no amenazo en vano.Con una llama sagrada te chamusco.No esperes la luz tres veces ardiente.No aguardes el más poderoso de mis artificios.
(Mientras cae la niebla,sale de detrás de la estufa MEFISTÓFELES,vestido con traje de estudiante vagabundo.)

MEFISTÓFELES
¿A qué viene ese alboroto?¿En qué puedo servir al señor

FAUSTO
¿Conque era esa la entrña del perro de aguas?¡Un estudiante andariego!¡El lance me mueve a risa!

MEFISTÓFELES
Saludo al docto señor.Me habéis hecho sudar de lo lindo.

FAUSTO
¿cómo te llamas?

MEFISTÓFELES
Baladí me parece la pregunta para uno que tanto desdeña la palabra,y que huyendo de toda apariencia,sólo busca el fondo de los seres.

FAUSTO
Entre vosotros,señores,se puede de ordinario adivinar el ser por el nombre,en donde se revela harto explícito,cuando se apellida Dios de las moscas(8),Corruptor,Mentiroso.Veamos,pues: ¿quién eres tú?

MEFISTÓFELES
Una parte de aquel poder que siempre quiere el mal y siempre obra el bien.

FAUSTO
¿Qué viene a significar ese lenguaje enigmático?

MEFISTÓFELES
Soy el espíritu que siempre niega,y con razón,pues todo cuanto tiene principio merece ser aniquilado,y por lo mismo,mejor fuera que nada viniese a la existencia.Así,pues,todo aquello que vosotros denomináis pecado,destrucción,en una palabra,el Males mi propio elemento.

FAUSTO
Te llamas una parte,y sin embargo,entero estás ante mí.

MEFISTÓFELES
Dígote modestamente la verdad.Si el hombre,ese pequeño mundo extravagante,se tiene de ordinario por un todo,yo soy una parte de aquella parte que al principio era todo;una parte de las Tinieblas,de las cuales nació la Luz,la orgullosa Luz que ahora disputa su antiguo lugar,el espacio a su madre la Noche.Y a pesar de todo,no lo ha conseguido,pues,por mucho que se afane,se halla fuertemente adherida a los cuerpos;emana de los cuerpos,embellece los cuerpos,y un simple cuerpo la detiene en su camino.Así,espero que no durará mucho tiempo,y que con los cuerpos desaparecerá.

FAUSTO
Ahora conozco tus dignos oficios.Nada puedes aniquilar en grande,y al presente lo intentas en pequeño.

MEFISTÓFELES
Y a decir verdad,no se ha adelantado gran cosa co esto.Lo que se opone a la nada, ese algo,ese mundo grosero,por más que ya lo haya intentado yo,no he podido hacerle mella alguna con oleadas,tormentas,terremotos ni incendios:tranquilos quedan al fin mar y tierra.Y tocante a la maldita materia,semillero de animales y hombres,no hay medio absolutamente de cominarla.¡Cuántos y cuántos no he enterrado ya.Y a pesar de todo,siempre circula una sangre fresca y nueva.De continuar ello así,habría que desesperarse.Del aire,del agua,lo mismo que de la tierra,se desprenden mil gérmenes,en lo seco,lo húmedo,lo cálido,lo frío.A no haberme yo reservado la llama,nada quedaría para mí.

FAUSTO
Así,pues¿a la potencia eternamente activa ,a la fuerza saludable y creadora,opones tú la helada mano del diablo,que en vano se crispa aleve?Trata de emprender otra cosa,extraño hijo del Caos.

MEFISTÓFELES
Ciertamente ya nos detendremos más en ello las próximas veces.¿Puedo ahora retirarme?

FAUSTO
No sé por qué lo preguntas.Esta vez he aprendido a conocerte;ven ahora a visitarme según te plazca.Ahí está la ventana,ahí está la puerta;tienes también disponible seguramente el cañón de la chimenea.

MEFISTÓFELES
Lo confieso con ingenuidad.Un pequeño obstáculo me impide salir:ese pie de bruja que está en vuestro umbral.

FAUSTO
¿El pentágrama te desazona?Ea,dime,hijo del infierno,si eso te detiene,¿cómo entraste,pues?¿Cómo se dejó engañar un espíritu como tú?

MEFISTÓFELES
Míralo bien;no está trzado de la menera debida.Uno de los ángulos,el que mira hacia fuera,está,como ves,un poco abierto.

FAUSTO
En ello anduvo muy acertada la casualidada.Según eso,¿tu serías prisionero mío?La cosa ha salido bien por azar.

MEFISTÓFELES
El perro de aguas nada advirtió cuando entrba de un salto.Ahora la cosa cambia de aspecto:el diablo no puede salir de la casa.

FAUSTO
Pero ¿cómo no sales pr la ventana?

MEFISTÓFELES
Es ley para diablos y espectros,que por donde se colaron,por allí han de salir.Lo primero es libre para nosotros;de lo segundo somos esclavos.

FAUSTO
¿Conque el mismo infierno tiene sus leyes?Me gusta eso¿Luego se podría cerrar un pacto con vosotros,señores?

MEFISTÓFELES
De lo que se te prometa gozarás plenamente;nada se te descalabrará.Pero eso no es para decierlo en tan breves palabras,y de ello mhablaremos más tarde.Ahora te ruego con empeño ,con el mayor empeño,que por esta vez me permitas salir.

FAUSTO
Quédate siquiera un instante más,sólo para contarme alguna bella historia.

MEFISTÓFELES
Ahora dame suelta.Pronto vuelvo,y entonces podrás preguntarme a discreción.

FAUSTO
Yo no te armé lazo alguno,antes tú mismo te metiste en la red.Quien coja al diablo,téngalo sujeto;pues no le será tan fácil atraparlo por segunda vez.

MEFISTÓFELES
Si ello te place,dispuesto también estoy a quedarme aquí para darte compañía,pero a condición de hacerte pasar el tiempo de una manera digna con mis artificios.

FAUSTO
Bien me parece.A tu albedrío lo dejo,con tal que el artificio sea gustoso.

MEFISTÓFELES
En esta hora,amigo mío,sacarás mayor provecho para tus sentidos que en la monotonía del año.Lo que te canten los sutiles espíritus,las bellas imágenes que produzcan,no son vano juego de prestigio.También se recreará tu olfato y deleitarás tu paladar,y entonces tu alma quedará embelesada.No es menester preparación alguna de antemano.Nos hallamos reunidos ya.Empezad.

Notas:
1.Con este nombre designan los alquimistas la materia primordial.
2.El gran mundo, o Universo,en contraposición al hombre o pequeño mundo (Microcosmo).
3.Es el ars longa,vita brevis,de Hipócrates.
4.Esto es:"me había despojado de todo lo terrestre".
5.El laboratorio.
6.En los tratados de alquimia se leen pasajes por el estilo.He aquí una muestra sacada de Las doce puertas:"Hay que comerciar a la puesta del sol,cuando el marido Rojo y la esposa Blanca se unen en el espíritu de vida para vivir en el seno del amor y de la tranquilidad en la proporción axacta de agua y tierra."En este lenguaje simbólico,el León rojo representa el cinabrio;la Azucena,un preparado de antimonio denominado lilium minerate;el baño tibio es el baño de María;las cámaras nupciales son retortas,crisoles o alambiques;la joven Reina es el noble producto de la combinación(casamiento) de ambos elementos(masculino y femenino),etc.En su juventud,Goethe se había entregado con ardor al estudio y a la práctrica de la alquimia, según confiesa él mismo en sus Memorias, libro VIII.
7. Fausto, creyendo al principio que su extraño huésped era un espíritu elemental,recurre a la famosa Clavicula Salomonis para subyugar a dichos seres,que la fantasía popular consideraba como semidiabólicos.
8.Los cuatro elementos de blos antiguos filósofos:fuego,agua,aire y tierra,cuyos espíritus elementales son respectivamente:la Salamandra, la Ondina, el Silfo y el Gnomo.
9.Beelzebth o belcebú, por otro nombre.

Johan Wolfgang von Goethe , Fausto;traducción J.Rivolta;Editorial Herrero Hnos.,Sucs.S.A.México,1960.



El alquimista

Lento en el alba un joven que han gastado
la larga reflexión y las avaras
vigilias considera ensimismado
los insomnes braseros y alquitaras.

Sabe que el oro,ese Proteo,acecha
bajo cualquier azar ,como el destino;
sabe que está en el polvo del camino,
en el arco,en el brazo y en la flecha.

En su oscura visión de un ser secreto
que se oculta en el astro y en el lodo,
late aquel otro sueño de que todo
es agua,que vio Tales de Mileto.

Otra visión habrá;la de un eterno
Dios cuya ubicua faz es cada cosa,
que explicará el geométrico Spinoza
en un libro más arduo que el Averno...

En los vastos confines orientales
del azul palidecen los planetas,
el alquimista piensa en las secretas
leyes que unen planetas y metales.

Y mientras cree tocar enardecido
el oro aquel que matará la Muerte,
Dios,que sabe de alquimia,lo convierte
en polvo,en nadie,en nada y en olvido.

Jorge Luis Borges; El otro, el mismo.


Del Sueño del infierno

(...)-¿Cómo es posible que por ningún camino se halle virtud en gente que anda siempre soplando?
-Alto-dijo un demonio-;que me he enojado;vayan al cuartel de los porquerones,que viven de lo mismo.
Fueron,aunque a su pesar;y yo bajé otra grada para ver los que Judas me dijo que eran peores que él,y topé en una alcoba muy grande una gente desatinada,que los diablos confesaban que ni los entendían ni se podían averiguar con ellos.Eran astrólogos y alquimistas.
Estos andan llenos de hornos y crisoles,de lodos,de minerales,de escorias,de cuernos,de estiércol,de sangre humana,de polvos y de alambiques.Aquí calcinaban,allí lavaban,allá apartaban,y acullá purificaban.
Cuál estaba fijando el mercurio al martillo;y habiendo resuelto la materia viscosa y ahuyentando la parte sutil,lo corruptivo del fuego,en llegándose a la copela,se le iba en humo.Otros disputaban si se había de dar fuego de mecha,o si el fuego de Raimundo había de entenderse del de la cal o si de luz efectiva de calor,y no de calor efectiva de fuego.
Cuáles con el signo de Hermete daban principio a la obra magna,y en otra parte miraban
ya el negro y blanco,y le aguardaban colorado;y juntando a esto la proporción de naturaleza,con naturaleza se contenta la naturaleza,y con ella misma se ayuda,y los demás oráculos ciegos suyos,esperaban la reducción de la primera materia,y al cabo reducían su sangre a la postrera podre;y en lugar de hacer del estiércol,cabellos,sangre humana,cuernos y escoria oro,hacían del oro estiércol,gastándolo neciamente.¡Oh,qué de voces que oí sobre "el padre muerto ha resucitado",y tornarlo a matar!¡Y qué bravas las daban sobre entender aquellas palabras tan referidas de todos los autores químicos:"¡Oh!¡Gracias sean dadas a Dios,que de la cosa más vil del mundo permite hacer una cosa tan rica!"Sobre cuál era la cosa más vil se ardían.Uno decía que ya la había hallado;y si la piedra filosofal se había de hacer de la cosa más vil,era fuerza hacerse de corchetes.
Y lo cocieran y destilaran,si no dijera otro que tenían mucha parte de aire para poder hacer la piedra,que no había de tener materiales tan vaporosos.Y así,se resolvieron que la cosa más vil del mundo eran los sastres,pues cada punto se condenaban,y que eran gente más enjuta.

Quevedo, El sueño del infierno, in Obras Escogidas, Clásicos Grolier, Grolier Internacional, Editorial Cumbre S.A., México,1978.

24 noviembre, 2008

Función de asombros*

Cuando hayas concluido la lectura de esta entrega, los colaboradores de Imaginería habrán logrado un extraordinario desplazamiento en tu manera de percibir el ciertamente inagotable mundo de la representación escénica con muñecos. Entonces una función de títeres será una ocasión de maravilla mucho más allá de lo que hasta hoy ha sido para ti. Las marionetas invadirán tu experiencia vital, y habrán de constituirse en motivo de reflexión, asombro, miedo y reconsideración de la capacidad del hombre para potencializar el papel del arte hasta unos límites difíciles de concebir. Bienvenido, lector privilegiado, a este universo de significaciones antropológicas, síquicas, éticas, estéticas y políticas donde la hechicería no es uno de sus menos temibles ingredientes.
Leo Castillo





Traducción: Leo Castillo




Quijote,Capítulo XXVI
DONDE SE PROSIGUE LA GACIOSA AVENTURA DEL TITIRITERO, CON OTRAS COSAS EN VERDAD HARTO BUENAS
Callaron todos, tirios y troyanos;quiero decir, pendientes estaban todos los que el retablo miraban de la boca del declarador de sus maravillas, cuando se oyeron sonar en el ratablo cantidad de atabales y trompetas, y dispararse mucha artillería, cuyo rumor pasó en tiempo breve,y luego alzó la voz el muchacho, y dijo: -Esta verdadera historia que aquí a vuesas mercedes se representa es sacada al pie de la letra de las crónicas francesas y de los romances españoles que andan en boca de las gentes, y de los muchachos, por esas calles. Trata de la libertad que dio el señor don Gaiferos a su esposa Melisendra, que estaba cautiva en España, en poder de los moros,en la ciudad de Sansueña, que así se llamaba entonces la que hoy se llama Zaragoza; y vean vuesas mercedes allí cómo está jugando a las tablas don Gaiferos,según aquello que se canta: "Jugando está a las tablas don Gaiferos, que ya de Melisendra está olvidado." Y aquel personaje que allí asoma con corona en la cabeza y cetro en las manos es el emperador Carlomagno, padre putativo de la tal Melisendra, el cual, mohíno de ver el ocio y descuido de su yerno, le sale a reñir; y adviertan con la vehemencia y ahínco que le riñe, que no parece sino que le quiere dar con el cetro media docena de coscorrones, y aun hay autores que dicen que se los dio, y muy bien dados; y después de haberle dicho muchas cosas acerca del peligro que corría su honra en no procurar la libertad de su esposa,dicen que le dijo: "Harto os he dicho:miradlo." Miren vuesas mercedes también cómo el emperador vuelve las espaldas y deja despechado a don Gaiferos, el cual ya ven cómo arroja, impaciente de la cólera, lejos de sí el tablero y las tablas, y pide aprisa las armas, y a don Roldán, su primo, pide prestada su espada Durindana, y cómo don Roldán no se la quiere prestar, ofreciéndole su compañía en la difícil empresa en que se pone; pero el valeroso enojado no lo quiere aceptar; antes dice que él solo es bastante para sacar a su esposa, si bien estuviese metida en el más hondo centro de la tierra; y con esto, se entra a armar, para ponerse luego en camino. Vuelvan vuesas mercedes los ojos a aquella torre que allí parece, que se presupone que es una de las torres del alcázar de Zaragoza, que ahora llaman la Aljafería; y aquella dama que en aquel balcón parece, vestida a lo moro es la sin par Melisendra, que desde allí muchas veces se ponía a mirar el camino de Francia, y puesta la imaginacion en París y en su esposo, se consolaba en su cautiverio. Miren también un nuevo caso que ahora sucede, quizá no visto jamás. ¿No ven aquel moro que callandico y pasito a paso, puesto el dedo en la boca, se llega por las espaldas de Melisendra? Pues miren cómo la da un beso en mitad de los labios, y la prisa que ella se da a escupir, limpiárselos con la blanca manga de su camisa, y cómo se lamenta, y se arranca de pesar sus hermosos cabellos, como si ellos tuvieran la culpa del maleficio. Miren también cómo aquel grave moro que está en aquellos corredores es el rey Marsilio de Sansueña; el cual , por haber visto la insolencia del moro, puesto que era un pariente y gran privado suyo, le mandó luego prender, y que le den doscientos azotes, llevándole por las calles acostumbrada de la ciudad,

"Con chilladores delante
y envaramiento detrás";

y veis aquí donde salen a ejecutar la sentencia, aun bien apenas no habiendo sido puesta en ejecución la culpa;porque entre moros no hay "traslado a la parte", "a prueba y estése", como entre nosotros.
-Niño, niño- dijo con voz alta a esta sazón Don Quijote-, seguid vuestra historia línea recta, y no os metáis en las curvas o transversales; que para sacar una verdad en limpio menester son muchas pruebas y repruebas.
Tambíén dijo maese Pedro desde dentro:
-Muchacho, no te metas en dibujos, sino haz lo que ese señor te manda, que será lo más acertado; sigue tu canto llano, y no te metas en contrapuntos, que se suelen quebrar de sutiles.
-Yo lo haré así- respondió el muchacho, y prosiguió, diciendo- :Esta figura que aquí parece a caballo, cubierta con una capa gascona, es la misma de don Gaiferos;aquí su esposa,ya vengada del atrevimiento del enamorado moro,con mejor y más sosegado semblante,se ha puesto a los miradores de la torre,y habla con su esposo,creyendo que es algún pasajero con quien pasó todas aquellas razones y coloquios de aquel romance que dicen:

"Cabellero,si a Francia ides,
por Gaiferos preguntad";

las cuales no digo yo ahora,porque de la prolijidad se suele engendrar el fastidio; basta con ver cómo don Gaiferos se descubre, y que por los ademanes alegres que Melisendra hace se nos da a entender que ella le ha conocido, y más ahora que vemos se descuelga del balcón, para ponerse en las ancas del caballo de su buen esposo. Mas, ¡ay, sin ventura!, que se le ha asido una punta del faldellín de uno de los hierros del balcón, y está pendiente en el aire, sin poder llegar al suelo. Pero veis cómo el piadoso cielo socorre en las mayores necesidades, pues llega don Gaiferos, y sin mirar si se rasga o no el rico faldellín, ase de ella, y mal de su grado la hace bajar al suelo, y luego, de un brinco, la pone sobre las ancas de su caballo, a horcajadas como hombre, y la manda que se tenga fuertemente y le eche los brazos por las espaldas, de modo que los cruce en el pecho, porque no se caiga, a causa que no estaba la señora Melisendra acostumbrada a semejantes caballerías. Veis también cómo los relinchos del caballo dan señales que va contento con la valiente y hermosa carga que lleva en su señor y en su señora. Veis cómo vuelven las espaldas y salen de la ciudad, y alegres y regocijados toman de París la vía.Vais en paz, ¡oh, sin par de verdaderos amantes! ¡Lleguéis a salvamento a vuestra deseada patria, sin que la fortuna ponga estorbo en vuestro feliz viaje! ¡Los ojos de vuestros amigos y parientes os vean gozar en paz tranquila los días- que los de Nestor sean- que os quedan de la vida!
Aquí alzó la voz otra vez maese Pedro, y dijo:
-Llaneza, muchacho; no te encumbres, que toda afectación es mala.
No respondió nada el intérprete;antes prosiguió, diciendo:
-No faltaron algunos ociosos ojos, que lo suelen ver todo,q ue no viesen la bajada y la subida de Melisendra, de quien dieron noticia al rey Marsilio, el cual mandó luego tocar al arma; y miren con qué prisa, que ya la ciudad se hunde con el son de las campanas, que en todas las torres de las mezquitas suenan.
-¡Eso,no!-dijo a esta sazón Don Quijote-. En esto de las campanas anda muy impropio maese Pedro, porque entre moros no se usan campanas, sino atabales, y un género de dulzainas que parecen nuestras chirimías;y esto de sonar campanas en Sensueña sin duda que es un gran disparate.
Lo cual oído por maese Pedro,cesó el tocar,y dijo:
-No mire vuesa merced en niñerías, señor Don Quijote,ni quiera llevar las cosas tan por el cabo, que no se le halle. ¿No se representan por ahí, casi de ordinario, mil comedias llenas de mil impropiedades y disparates, y, con todo eso,c orren felicísimamente su carrera y se escuchan no sólo con aplauso, sino con admiración y todo? Prosigue, muchacho y deja decir; que como yo llene mi talego, siquiera represente más impropiedades que tiene átomos el sol.
-Así es la verdad- replicó Don Quijote.
Y el muchacho dijo:
-Miren cuánta y cuán lucida caballería sale de la ciudad en seguimiento de los dos católicos amantes;cuántas trompetas que suenan,cuántas dulzainas que tocan y cuántos atabales y tambores que retumban. Témome que los han de alcanzar, y los han de volver atados a la cola de su mismo caballo,que sería un horrendo espectáculo.
Viendo y oyendo, pues, tanta morisma y tanto estruendo Don Quijote, parecióle bien dar ayuda a los que huían, y levantándose en pie, en voz alta dijo:
-No consentiré yo que en mis días y en mi presencia se le haga superchería a tan famoso caballero y a tan atrevido enamorado como don Gaiferos. ¡Deteneos,mal nacida canalla; no le sigáis ni persigáis; si no, conmigo sois en batalla!
Y diciendo y haciendo, desenvainó la espada, y de un brinco se puso junto al retablo, y con acelerada y nunca vista furia comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera morisma, derribando a unos, descabezando a otros, estropeando a éste, destrozando a aquél, y, entre otros muchos, tiró un altibajo tal, que si maese Pedro no se abaja, se encoge y agazapa, le cercenara la cabeza con más facilidad que si fuera hecha de mazapán. Daba voces maese Pedro, diciendo:
-Deténgase vuesa merced, señor Don Quijote; y advierta que éstos que derriba, destroza y mata no son verdaderos moros, sino unas figurillas de pasta. Mire, ¡pecador de mí!, que me destruye, y echa a perder toda mi hacienda.
Mas no por esto dejaba de menudear Don Quijote cuchilladas, mandobles, tajos y reveses como llovidos. Finalmente,en menos de dos credos dio con todo el retablo en el suelo, hechas pedazos y desmenuzadas las jarcias y figuras; el rey Marsilio, mal herido; y el emperador Carlomagno, partida la corona y la cabeza en dos partes. Alborotóse el senado de los oyentes, huyóse el mono por los tejados de la ventana, temió el primo, acobardóse el paje, y hasta el mismo Sancho Panza tuvo pavor grandísimo, porque,como él juró después de pasada la borrasca, jamás había visto a su señor con
tan desatinada cólera.
Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Alba Libros, S.L., Madrid, 1996.
El titiritero
De aldea en aldea
el viento lo lleva
siguiendo el sendero,
su patria es el mundo,
como un vagabundo va el titiritero.
Viene de muy lejos,
cruzando los viejos caminos de piedra.
Es de aquella raza que de plaza en plaza,
nos canta su pena.
¡Allez hop!
¡Titiritero, allez hop!
de feria en feria.
Siempre risueño,
canta sus sueños y sus miserias.
Vacía su alforja
de sueños que forja
en su andar tan largo.
Nos baja una estrella
que borra la huella
de un recuerdo amargo.
Canta su romanza
al son de una danza
híbrida y extraña, para que el aldeano
le llene la mano con lo poco que haya.
¡Allez hop!
¡Titiritero, allez hop!
de feria en feria.
Siempre risueño,
canta sus sueños y sus miserias.
Y al caer la noche
en el viejo coche
guardará los chismes,
y tal como vino
sigue su camino solitario y triste.
Y quizá mañana,
por esa ventana
que muestra el sendero
nos llegue su queja
mientras que se aleja
el titiritero.
Joan Manuel Serrat

*Debido a particulares referidos a trámites, el texto eje de esta entrga lo he retirado provisionalmente. - Stanislas Valois Aragon.


03 noviembre, 2008

Del Libro de las maravillas

Con cierta frecuencia no menos embustero que un niño o novelista, micer Marco Polo, tan imaginativo como el Dante, preso en la cárcel de Génova "y no gustándole permanecer ocioso", dictó a un amanuense, Rustichello de Pisa, compañero suyo de prisión y tan aficionado como Alonso Quijano a los libros de caballería, el año de 1298 unas cuatrocientas cincuenta páginas en que daría cuenta "del viaje más maravilloso jamás contado". Había nacido en 1254 y embarcado con su padre Niccolo y su tio Maffeo en Venecia, su patria, a la sazón suprema potencia económica y militar de occidente, amén de "instigadora de la gran piratería de ese siglo que fue la cuarta Cruzada", el año 1271.
Salvo lo que podamos entre sacar de la relación dicha, contada por demás en calidad de testigo, exenta de alusiones personales, casi nada más sabemos del viajero, bien que no es extraño hallar su nombre en las crónicas chinas de la época; pero la investigacón poliana actualmente surte la referencia a más de quince Polo distintos, al punto que su nombre sigue figurando con distintos cargos como, entre otros, presidente del Consejo de Guerra, presidente del departamento de agricultura, virrey de una de las doce provincias chinas todavía después de su regreso a Venecia. Se sabe, sí, que en 1307 ofreció una copia de su libro a un agente de Carlos de Valois, hermano del rey de Francia, y que, acabado el viaje y establecido en Venecia, casó con una tal Donata, de quien tuvo tres hijas, a saber, Bellela, Marietta y Fantina.
En cuanto al panorama cultural, La Chanson de Roland, el Cantar de Mío Cid y los picantísimos fabliaux se habían consagrado como monumentos de las llamadas lenguas romances, con que se estaba abandonando al latín como lengua escrita. Así, Le divisament du monde (este Libro de de las maravillas) fue escrito en occitano. La Edad Media ya da sus frutos resurgiendo Europa con renovados bríos entre las ruinas del imperio romano, con acentos característicos, novedades formales y de contenidos, otras preocupaciones. En España, se entronizan la lengua de Castilla como el idioma español, el toscano como italiano en la patria de Ariosto, la lengua de oil como francés.
Y con esto dejamos, lector, en tus manos esta muestra de uno de los más célebres monumentos de la cultura universal, herencia de la alta Edad Media, revelación a una Europa estupefacta de la riqueza y complejidad de Asia y Lejano Oriente; extrañamiento, maravilla o bien horror de sociedades que aún hoy resultan tan exóticas o terribles como estancias asimilables al otro mundo, ese de la Comedia del Dante.

Stanislas Valois Aragon
CLXXXI.-Donde se habla del reino de Colium
Y os digo que reina tan gran calor en esta comarca y que el sol es tan caluroso, que apenas se puede soportar. Porque os aseguro que el agua es tan caliente que, si ponéis un huevo en un río cuando el sol irradia a pleno sobre él, se cocería antes de que os hayáis ido muy lejos.


CXX.-Donde todavía se habla de la gran provincia de Caragián
Y os digo además otra cosa, muy vergonzosa y horrible, que hacían antes de que los conquistara el Gran Can. Si sucedía que un hombre de buena ley y buen aspecto, o algún otro que tenía buena sombra, iba a alojarse en casa de alguien de esta provincia, lo mataban por la noche, bien mediante veneno, bien mediante otra cosa hasta que moría. Más no supongáis que era para cogerle su dinero, o por algún odio que tuviesen contra él; lo hacían para que el alma de aquel noble extranjero no abandonase nunca la casa, porque decían que su buena suerte y el buen augurio que llevaba se quedarían en la casa después de su muerte, con lo que tendrían mucha suerte. Y todos se consideraban benditos si podían atrapar de este modo el alma de alguna persona; y cuanto más noble era y mejor apariencia tenía, más envidiables y felices se estimaban en todos sus asuntos. Por este motivo mataban bastante antes de que el Gran Can los conquistase. Pero una vez que los hubo conquistado, hace unos treinta y cinco años, les arrancó esta maldita costumbre: gracias a los terribles castigos que les ha infligido, no hacen ya esa cosa infame porque tienen miedo del Gran Señor, que no la permite hacer.


CXXI.-Donde se habla de la gran provincia de Çardandán
(...) En esta provincia existe la costumbre de que, cuando las mujeres han dado a luz y han tenido un niño, lo lavan y lo envuelven en telas; y el varón de la dama se mete en la cama cuarenta días sin levantarse, salvo para sus necesidades. Y todos los amigos y parientes van a verlo; y se quedan con él y le festejan y hablan mucho. Y esto lo hacen porque dicen que la mujer ha soportado grandes fatigas llevando al niño en su vientre durante nueve meses y dándole a luz, tanto que el marido también debe tener su parte en los esfuerzos, y pr eso, según dicen, ella no debe sufrir más en todo ese término de cuarenta días, excepto para darle de beber. Y la mujer, tan pronto como ha dado a luz, se levanta de la cama y hace las tareas de la casa, y sirve a su barón de comer y de beber en la cama, igual que si fuera él quien hubiera traído el niño al mundo.


CLVI.-Donde se habla del reino de Fugiú
Hay todavía otra cosa: sabed que comen de todas las cosas brutas y de toda especie de carne, porque comen también la carne humana muy gustosamente, con tal que no haya muerto de muerte natural. Pero a los que han muerto por el hierro o de otra manera los comen enteros y la consideran carne muy buena. Los hombres que van a los ejércitos (...) llevan lanzas y espadas, y son los hombres más crueles del mundo. Porque os aseguro que van siempre matando hombres,y cuando los matan, primero les beben la sangre, luego los comen enteros; durante todo el día no piensan más que en salir a matar hombres para beberles la sangre y comer su carne.


XCVI.-Donde se habla de la ciudad de Cambaluc, de cómo tiene gran comercio y está llena de gentes
Y también os digo otra cosa. Dentro de la ciudad no se atrevería a vivir ninguna pecadora, es decir, las mujeres públicas que prestan sus servicios a los hombres por dinero, todas ellas viven en los arrabales. Y sabed que hay tan gran multitud de ellas que nadie podría creerlo, y os digo que son por lo menos veinte mil, que todas sirven a los hombres por dinero, y que todas sacan su subsistencia de ello. Y os digo también que hay tantas debido al gran número de extranjeros y de mercaderes que a la ciudad van y llegan cada día. Tienen un capitán general, y hay un jefe por cada centena y por cada millar, que son responsables ante el general. Y la razón por la que estas mujeres tienen un capitán es la siguiente: cuando los embajadores van en busca del Gran Can para sus asuntos, y se alojan a su costa -lo que se les asegura de la menera más satisfactoria-, ese capitán está para proporcionar a los citados embajadores y a todos los de su séquito una ramera cada noche, que cambia todas las noches, y a la que no se paga porque ése es el impuesto que pagan ellas al Gran Can. Ya podéis ver si hay gran abundancia de gentes en Cambaluc, pues las mujeres mundanas son tan numerosas como es he dicho.


CXVI.-Donde se habla de la provincia de Tebet
(...) Tened por cierto que, en este país, por nada del mundo tomaría un hombre por mujer a una doncella, diciendo que no vale nada si no está acostumbrada a acostarse con muchos hombres. Y de una mujer o muchacha que aún no ha sido conocida por ningún hombre, dicen que está mal vista por los dioses; por eso los hombres no se preocupan de ella y la evitan, mientras que las que están bien vistas por sus ídolos, los hombres las desean y las aman. Y vais a ver cómo se casan. Cuando gentes que llegan de alguna otra región del país pasan por esta comarca, y han plantado su tienda junto a un caserío o una aldea, o algún otro lugar habitado, porque no se atreverían a alojarse entre sus habitantes, pues les desagrada, entonces las ancianas de la población o del caserío que tienen hijas por casar las llevan, y a veces son veinte, o treinta o cuarenta; las proponen a los hombres a cuál mejor, suplicándoles que tomen a su hija y se la queden durante el tiempo que permanezcan allí. Y se las dan a esos hombres para que hagan con ellas lo que quieran y se acuesten con ellas. Y son las mujeres jóvenes las que más éxito tienen; los extranjeros las elijen y se divierten con ellas y las conservan todo el tiempo que quieren; y las demás, se vuelven a casa muy apesadumbradas. Pero no podrían llevarse ninguna a su país, ni hacia adelante ni hacia atrás. Y cuando los hombres han hecho lo que les ha dado la gana con ellas, y quieren proseguir camino, suelen dar alguna cosa, una joya, o un anillo, una medalla, a las muchachas con quienes se han divertido; porque así, cuando se casen, podrán presesntar la prueba de que han sido amadas y han tenido amantes. Por eso, es costumbre que cada doncella lleve al cuello más de veinte baratijas o medallas,para mostrar que muchos amantes y hombres han tenido que ver con ella. Cuando una niña ha conseguido una medalla, se la cuelga al cuello y va toda contenta con su regalo; sus padres la reciben con alegría y honor, y es muy feliz la que ha recibido más presentes del mayor número de extranjeros. A ésta la tiene en gran estima y la desposan de buen grado, diciendoque es más que las demás en el amor de los dioses. No podrían ofrecer a su esposo dote más rica que todos estos presentes recibidos de los viajeros. A la celebración de las nupcias, presentan a cada uno sus medallas y regalos. Por lo que se refiere a la que queda encinta, el hijo es educado por el que se casa con ella, y hereda en la casa lo mismo que todos los demás nacidos luego. Pero, atención, una vez que han tomado una mujer de esta forma, la estiman mucho y les parecería abominable que uno de ellos se permitiera tocar a la mujer de otro, y todos se abstienen con muchísimo cuidado de ello.


LXX.-Donde se habla de dios de los tártaros y de su ley
Y también os diré otra costumbre maravillosa que tienen y que he olvidado describiros. Tened por cierto que, cuando hay dos hombres, uno de los cuales tuvo un hijo que está muerto -y puede estar muerto hace cuatro años- y otro que tuvo una hija,muerta también antes de la edad núbil, casan a los dos difuntos, cuando llega la edad en que el muchacho habría de tomar mujer. Dan por mujer al muchacho muerto la muchacha muerta, y hacen levantar acta. Luego un necromántico arroja el acta al fuego y la quema, y, viendo subir el humo, dicen que va hasta sus hijos en el otro mundo y les anuncia su matrimonio, y que desde entonces el muchacho muerto y la muchacha muerta en el otro mundo lo saben y se consideran marido y mujer. Entonces hacen una gran boda, y derraman un poco de comida acá y allá,diciendo que va a parar a sus hijos en el otro mundo y que la joven esposa y el joven marido han recibido su parte del festín. Y tras hacer dos imágenes,una en forma de muchacha, otra en forma de muchacho, las ponen en un carromato lo más bellamente adornado que pueden. Tirado por caballos, el vehículo pasea estas dos imágenes con gran regocijo y alborozo, por todos los alrededores, luego lo llevan hasta el fuego y mandan quemar las dos imágenes, con grandes plegarias suplican a sus dioses hacer que ese matrimonio sea tenido por feliz en el otro mundo. Pero también hacen otra cosa: hacen pinturas y retratos sobre papel, a semejanza de ciervos y caballos, otros animales, vestidos de toda clase, besantes, muebles y utensilios, y todo lo que los padres acuerdan dar en dote, sin hacerlo en efecto; luego hacen quemar esas imágenes y dicen que sus hijos tendrán todas esas cosas en el otro mundo. Hecho esto, los padres de cada uno de los dos muertos se consideran aliados y mantienen su alianza toda su vida, igual que si vivieran sus hijos muertos.


CV.-De cómo el Gran Can hace gran caridad con sus súbditos pobres
(...) Y debe saberse que los tártaros, según su primera costumbre, antes de que conociesen la ley de los ídolos, no hacían limosna. Porque si algún pobre venía a ellos, le expulsaban con insultos diciéndole:
- ¡Vete con la mala suerte que Dios te ha dado! Porque,s i te hubiera amado como me ama, te habría hecho bien.
(...) Y no quiero dejar de hablaros del orden y de las maneras que el pueblo y los barones del Gran Can observan cuando se presentan ante él. Ante todo, las gentes están humildemente, tranquilas y quietas a media milla del lugar en que está el Gran Can, por respeto de su excelencia, para que no se oiga ni ruido, ni bulla, ni voz de persona hablando ruidosamente o gritando. Todo barón o noble lleva siempre un hermoso vasito donde escupe si está en la sala, porque nadie tendría el descaro de escupir en la sala; y cuando ha escupido, lo tapa y guarda.

CLXX.-Donde se habla del reino de Lambri
(...) Y también os contaré una cosa que os maravillará. Porque os digo como verdad que en este reino hay hombres que tienen una cola de más de un palmo de longitud,y no son peludos. Los que son así son los más numerosos, y viven lejos, en las montañas, y no en las ciudades. Su cola es gruesa como la de un perro.

LXXXVI.-De como el Gran Can se hace guardar por doce mil hombres a caballo
(...) También hay ciertos barones que tienen a su cargo colocar correctamente a los extranjeros que están de paso y no conocen las costumbres de la corte; y estos barones van sin cesar de aquí para allá por la sala, preguntando a los que están sentados a la mesa si necesitan algo; y si alguien quiere vino, leche, viandas u otra cosa, se lo envían inmediatamente con los servidores. En cada puerta de la sala,o en cualquier otra en que el pueda estar, hay dos altos muchachotes parecidos a gigantes, uno a un lado, otro al otro, con una vara en la mano; y es porque está prohibido tocar el umbral de la puerta: hay que pasar el pie al otro lado. Y a quien lo toca por accidente, esos guardias le quitan los vestidos, y si los quiere recuperar, debe rescatarlos; y si no le quitan sus vestidos, le dan tantos golpes como está prescrito. Pero como los extranjeros no conocen la regla, hay ciertos barones encargados de introducirles y de advertirles la regla. Se hace así porque si alguien toca el umbral, es mal presagio. Sin embargo, para salir, como algunos están borrachos y no pueden guiarse, no se exige pena ninguna.

XXI.-Donde se habla de la provincia de Turcomania
(...) Estos tártaros no se preocupan por saber que dios es el adorado en sus territorios.Sólo con que todos sean fieles al señor Kaán y obedientes, y con que paguen el tributo fijado, y con que se mantengan en justicia, de su alma pueden hacer lo que les plazca. No obstante, no quieren que murmuréis de su alma, ni que dejéis de ayudarles en sus empresas. Y haced lo que queráis con vuestra alma y Dios, ya seáis judío, pagano, sarraceno o cristiano que vive entre los tártaros. Desde luego en Tartaria reconocen que Cristo es Señor, pero dicen que es señor orgulloso, porque no quiere ir a la par de los demás dioses, sino ser Dios por encima de los demás del mundo.

CLIII.-Donde se habla de la noble y magnífica ciudad de Quinsai
(...) por cólera y pesar se dan a menudo muerte. Porque si ocurre que uno de ellos ha dado un golpe a algún otro, o le tira de los cabellos, o le ha hecho alguna herida o algún mal, y el ofensor es tan poderoso o importante que el desventurado no puede vengarse, la víctima se colgará ella misma, por exceso de pena, en la puerta de su ofensor, por la noche, y morirá allí haciéndole esta afrenta para gran reprobación y desprecio; y cuando el ofensor ha sido descubierto gracias al testimonio de los vecinos, lo condenan, para redimir su crimen, a asistir a la incineración, a honrar al muerto con instrumentos, servidores y otras cosas que hemos dicho, según su costumbre, y con gran festejo. Tal es la razón por la que el otro se ha ahorcado, a saber, que ese hombre rico y poderoso le honrará a su muerte, a fin de que él mismo sea así honrado en el otro mundo.
CLXXII.-Donde se habla de la isla de Necuverán
Cuando se parte de Java Menor y del reino de Lambri y se hacen hacia Tramontana aproximadamente ciento cicuenta millas, se encuentran dos islas, una de ellas, de la que quiero hablar, llamada Necuverán, y la otra Angamán. En esta isla no hay ni rey ni señor, sino que son como bestias salvajes. Y os digo que van completamente desnudos, tanto hombres como mujeres, y no se tapan con ninguna cosa.Tienen relaciones carnales como perros en la calle, donde estén, sin vergüenza ninguna, y no tienen respeto ni el padre por su hija ni el hijo por su madre, porque cada uno hace lo que quiere... y lo que puede. Es un pueblo sin ley y son idólatras.
CLXXV.-Donde se habla de la gran provincia de Maabar
(...) Y también os digo que hay otra costumbre, que voy a contaros. Poque sabed que el rey y sus varones,así como las demás gentes, se sientan en el suelo. Cuando se les preguntaba por qué lo hacen así y no se sientan más honorablemente, dijeron que sentarse en el suelo es una cosa bastante honorable, porque fuimos hechos de tierra y a la tierra debemos volver; nunca,por tanto, se podrá honrar suficientemente la tierra y nadie debe despreciarla.
(...) Por lo que concierne a las deudas, se observa entre ellos la ordenanza y la costumbre siguiente: si un deudor, convocado muchas veces por el prestador a que salde su deuda, lo pospone día tras día y no hace más que prometer, y si el prestamista puede atraparlo y encerrarlo en un círculo trazado a su alrededor, este deudor no saldrá del círculo antes de haber satisfecho al prestador, o de haberle hecho una papeleta o un bono apropiado gracias al cual quedará satisfecho el mismo día. Si el deudor insensato intenta salir del círculo con su deuda impagada o sin haber ofrecido una garantía por la que el prestador sea pagado el día mismo,será castigado con la pena de muerte como transgresor del derecho y de la justicia establecidos por el señor. Es lo que el citado micer Marco vio en la persona del rey, cuando se encontraba en este reino durante su viaje de regreso. Porque el rey mismo fue obligado a pagar a cierto mercader extranjero por ciertas cosas compradas a éste; aunque muchas veces rogado por el mercader, fijó una nueva fecha ulterior arguyendo dificultades; el mercader, viendo cuánto perjudicaba a sus asuntos la demora y encontándose dispuesto, un día que el rey cabalgaba alrededor de la plaza, encerró de golpe al rey y a su caballo en un círculo trazado en el suelo. Cuando el rey vio esto, no permitió seguir a su caballo, y no se movió del lugar hasta no haber quedado muy satisfecho el mercader.
(...) y el que bebe mucho vino no es admitido entre ellos como testigo o garante, lo mismo que el que navega por el mar.Porque, según dicen, el bebedor de vino y el que navega por el mar son deseperados que no temen la muerte; y por eso no los aceptan como testigos, y su testimonio no es válido.
(...) Y os digo que cuando un hombre va haciendo su camino por una vía, si le ocurre que oye a otro roncar o estornudar, se sienta inmediatamente en el camino y no sigue adelante. Pero,si el hombre estornuda de nuevo, le parece que es bueno para él; se levanta y sigue su camino; pero, si no estornuda más, le parece que no es bueno para él, y vuelve a su sitio, y muchas veces regresa hacia atrás, a casa, abandonando el viaje comenzado. Asimismo dicen que en cada día de la semana hay una hora desfavorable que llaman coiach, como el lunes la media de la tercia, el martes la tercia, el miércoles la hora de nona, y así sucesivamente para cada día del año; cosas todas que están escritas y precisadas en sus libros. Conocen las horas del día midiendo en pies la longitud de una sombra, a saber, la de un hombre puesto de pie; así pues,c uando tal día la sombra de un hombre llega a medir siete pies, entonces es la hora maldita, es decir, coiach; cuando la medida es superada, bien aumentando, bien disminuyendo, porque cuando el sol sube las sombras se recortan y cuando desciende se alargan, entonces ya no hay más coiach.Otro día, cuando la sombra tenga doce pies, entonces eso será coiach, y cuando esta medida sea superada, coiach habrá pasado también. Y tienen todo esto por escrito. Y debéis saber que durante estas horas se guardan de todo comercio y no hacen nada. Cuando dos hombres están comerciando juntos, alguien irá hasta la luz o hasta un rayo de sol y medirá la sombra, y si está en el límite de la hora de ese día, dice inmediatamente a los hombres:
-Es coiach, no hagáis nada. Y se detienen. Luego mide de nuevo, y cuando ve que la sombra ha pasado, dice:
-Coiach ha pasado, haced lo que queráis. Dominan perfectamente este cálculo, porque, según dicen, si alguien concluye un trato a esas horas, no prosperará jamás, sino que acarreará su desastre.
LIX.-Donde se habla de la provincia de Camul
(...) Si un extranjero que pasa por la región va a casa de uno de ellos para alojarse, el hombre se alegra mucho y le recibe con gran regocijo, y se toma todas las molestias del mundo para agradarle. Manda a su mujer, a sus hijas, a sus hermanas y a los demás parientes que hagan todo cuanto el extranjero desee, mejor que si se tratara de él mismo; se va de su casa, abandonando su esposa al extranjero, y se va a sus asuntos y permanece dos o tres días en su campo, o en otra parte, según desee. Y desde allí envía todo lo que su huésped desea, pero a cambio de pago, y no vuelve a su casa mientras el extranjero permanece en ella. Por tanto,el extranjero se queda en la casa con su mujer, y actúa a su capricho, acostándose con ella en una cama como si se tratara de su mujer, y se pasan mucho tiempo retozando. Y todos los de esta ciudad y provincia están muy deshonrados a causa de sus mujeres. Pero yo os digo que no sienten ninguna vergüenza (...) Y las mujeres son alegres, bonitas, juguetonas, y muy obedientes a todo lo que su marido les ordena, y les gusta mucho esa costumbre.
LXX.-Donde se habla del dios de los tártaros y de su ley
Ejercen la justicia de la forma que voy a describiros. Para un asesino no hay rescate. Por tanto, si un hombre ha herido con el hierro o con la espada, le haya alcanzado o no, o haya amenazado con ellos a otro, pierde su mano.
(...)Tened por cierto que, cuando un hombre ha robado alguna cosilla, por la que no debe morir, le condenan a ser apaleado. Entonces se le dan siete golpes de palo. Si ha robado dos cosas, diecisiete golpes; tres cosas, veitisiete golpes, luego treita y siete,c uarenta y siete y así sucesivamente, a veces hasta ciento siete, aumentando siempre de diez en diez por cada cosa robada. Y muchos mueren por esa paliza. Si un hombre ha robado quince bueyes, de forma que merece más de ciento siete golpes, o un caballo o cualquier otra cosa por la que deba perder la vida, es cortado en dos con una espada.
LXXV.-Donde se habla de la ciudad de Ciandú y del maravilloso palacio del Gran Can
Cuando llega el vigésimo octavo día de la luna del mes de agosto, el Gran Can deja todos los años esta ciudad de Ciandú y su palacio y os diré el motivo. Es cierto que tiene una remonta de caballos y de lleguas blancas como la nieve sin ningún otro color, y en gran número, incluso más de diez mil lleguas. Y además hay allí un gran número de vacas blanquísimas. Nadie se atrevería a beber la leche de estas lleguas, salvo el Gran Can y sus descendientes, aquellos que pertenecen al linaje del imperio. No obstante es cierto que hay otra clase de gentes de este país, llamadas Horit, que también pueden beberla. Cinghis Can les otorgó este honor y privilegio por una gran victoria que obtuveron antaño a su lado. Decidió que todos ellos y sus descendientes tuvieran el mismo alimento que el Gran Can y los de su raza. Por eso sólo estas dos familias viven de estos animales blancos, es decir, de la leche que les ordeñan. Y yo os digo que, cuando estos animales blancos van pastando por prados y bosques , y pasan por alguna ruta por donde un hombre desea pasar, les tienen gran reverencia, tanta, que no solamente el pueblo ordinario sino también un gran señor y barón no se atrevería por nada del mundo a pasar por medio del rebaño; porque espera a que hayan desfilado todos y se hayan alejado a buena distancia. Todo el mundo les cede el camino, y hacen todo cuanto pueden para agradarles, y, como os he dicho, los respetan como si se tratara de su propio amo.
CLXXIII.-Donde se habla de la provincia de Lar,donde han nacido todos los braamanes
(...) Y, cuando los otros hombres les preguntan por qué van desnudos y no tienen ninguna vergüenza en mostrar su miembro, dicen:
- Vamos desnudos porque no queremos nada de este mundo, porque vinimos a este mundo sin nigún vestido y desnudos, y si no tenemos vergüenza de mostrara nuestro miembro es porque con él no cometemos ningún pecado. Por eso no tenemos de él más vergüenza de la que tenéis vosotros cuando mostráis vuestras manos, vuestro rostro, o vuestros demás miembros que no cometen pecado de lujuria. Pero como vuestro miembro cometerá pecado y lujuria, lo lleváis cubierto y tenéis vergüenza. Nosotros no la tenemos más que por mostrar el dedo, porque con ellos no hacemos ningún pecado.
(...) Y también os diré otra cosa respecto a ellos; porque tienen sus regulares, que viven en los monasterios para servir a los ídolos. Y cuando se los nombra para un rango u oficio,se les prueba como voy a deciros. Cuando uno de entre ellos muere y alguien debe ser elegido en su lugar, lo conservan algún tiempo en su monasterio y le hacen llevar su vida. Luego hacen venir las doncellas que son ofrecidas al ídolo, y hacen que las doncellas toquen a este hombre que guarda los ídolos. Ellas le tocan aquí y allá por muchas partes del cuerpo, le abrazan y le besan, y le ponen en el mayor placer del mundo. Cuando este hombre es tocado así por las doncellas, si su miembro no cambia en nada sino que permanece como antes de que las doncellas le tocasen, es tenido entonces por bueno y puro, y le conservan con ellos en la Orden. Pero a otro al que las doncellas tocan, si su miembro se mueve y endereza, no lo conservan, sino que le expulsan inmediatamente de la compañía de los monjes, diciendo que no pueden tener a un hombre de tal lujuria.
Marco Polo
Libro de las maravillas
Traducción: Mauro Armiño
Grupo Anaya; Red Editorial Iberoamericana
Rei Andes, 4a. Edición, 1995

17 octubre, 2008

Bestiario fantástico

Zoo

Esta zoografía podría sorprenderte, maravillar el niño que pervive en ti, apelando a tu capacidad de asombro. Esfinges, grifos, centauros, dragones, son seres que existen en lo más profundo de una mitología del espanto de la creación de los genios de todos los tiempos y lugares. La literatura frecuenta el género de la zoología fantástica, y compone seres montruosos cuya desconcertante presencia, a veces tierna, te asaltará en las siguientes líneas. Bienvenido al zoo de Imaginería.
Stanislas Valois Aragon


Preocupaciones de un jefe de familia
Algunos dicen que la palabra Odradek es de origen eslovaco, y en base a esto tratan de explicar su etimología. Otros, en cambio, creen que es de origen alemán y sólo presenta influencia eslovaca. La imprecisión de ambas interpretaciones permite suponer, sin equivocarse, que ninguna de las dos es verdadera, sobre todo porque ninguna de las dos nos revela que esta palabra tenga algún sentido. Naturalmente, nadie se ocuparía de estos estudios si no existiera en realidad un ser que se llama Odradek. A primera vista se asemejea a un carretel de hilo, chato y en forma de estrella y, en efecto, también parece que tuviera hilos arrollados; por supuesto, sólo son trozos de hilo viejos y rotos, de diversos tipos y colores, no sólo anudados, sino también enredados entre sí. Pero no es solamente un carretel,porque en medio de la estrella emerge un trvesañito, y sobre éste, en ángulo recto, se inserta otro. Con ayuda de esta última barrita de un lado, y de uno de los rayos de la estrella del otro, el conjunto puede erguirse como sobre dos patas. Uno se siente inducido a creer que esta criatura tuvo en otro tiempo alguna especie de forma inteligible, y ahora está rota. Pero esto no parece comprobado; por lo menos,no hay nada que lo demuestre; no se ve ningún agregado o superficie de rotura que corrobore esta suposición; es un conjunto bastante insensato, pero dentro de su estilo, bien definido. De todos modos no es posible un estudio más detallado, porque Odradek es extraordinariamente ágil, y no se puede apresarlo. Se esconde alternativamente en le buhardilla, en la caja de la escalera, en los corredores,en el vestíbulo. A veces no se lo ve durante meses; seguramente se ha mudado a otra casa; pero siempre vuelve, fielmente, a la nuestra. A menudo, cuando uno sale por la puerta y lo encuentra apoyado justamente debajo de uno en la escalera, siente deseos de hablarle.Naturalmente, uno no le hace una pregunta difícil; más bien lo trata -su tamaño diminuto es tal vez el motivo- como a un niño.-Bueno, ¿cómo te llamas?-Odradek.- ¿Y dónde vives? -Domicilio desconocido- dice, y ríe; claro que es la risa de alguien que no tiene pulmones. Suena más o menos como el susurro de las hojas caídas. Y así termina generalmente la conversación. Por otra parte, no siempre responde; a menudo se queda mucho tiempo callado, como la madera de que parece estar hecho. Ociosamente, me pregunto qué será de él. ¿Puede ocurrir que se muera? Todo lo que se muere tiene que haber tenido alguna especie de inteción, alguna especie de actividad que lo haya gastado; pero esto no puede decirse de Odradek. ¡Será posible entonces que siga rodando por las escaleras y arrastrando pedazos de hilo ante los pies de mis hijos y de los hijos de mis hijos? Evidentemente, no hace mal a nadie; pero la suposición de que pueda sobrevivir me resulta casi dolorosa.

Franz Kafka, La condena, Emecé Editores, S. A., Buenos, 1952.



Ovillado a mis pies
Este perro negro y solo
en su noche ulula y me ladra su conversación.
Ovillado negro a mis pies
me conoce sin cómputos ni estadísticas
no piensa nada sobre mí
no me juzga lujurioso por ejemplo
ni me sospecha mezquino triste o solo y se me echa a los pies.
Este negro perro solamente me recuerda al verme
con su efusivo rabo saludante
y me lame generosamente
con la misma lengua de lamerse los gonococos.
Cuando voy de noche al patio
orinando contra las matas me adivina en la penumbra
sin palabras en su testa horizontal
solo sin hablarse
fluyendo a su propio paso hacia una muerte ignorada, inexistente.
Este perro negro que vigila
me olisqueasin destrozarme con su fiera de dentro
y asumiendo que no represento riesgos
me deja pasar
me absuelve
me invita a la amistad.
Leo Castillo, De la acera y sus aceros, Barranquilla, Colombia, 2007.

De las regiones del norte
Este animal abunda en las regiones del norte y tiene cuatro o cinco pulgadas de largo; está dotado de un instinto curioso: los ojos son como cornalinas y el pelo es negro azabache, sedoso y flexible, suave como una almohada. Es muy aficionado a la tinta china, y cuando las personas escriben, se sienta con una mano sobre la otra y las piernas cruzadas esperando que hayan concluido y se bebe el sobrante de la tinta. Después vuelve a sentarse en cuclillas, y se queda tranquilo.
Wang Ta-hai, China, 1791.

The Tiger
Tiger, tiger, burning bright!
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?
In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand dare seize the fire?
And what shoulder and what art
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy heart began to beat,
What dread hand and what dread feet?
What the hammer? what the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil?
What dread grasp
Dare its deadly terrors clasp?
When the stars threw down their spears
And water'd heaven with their tears,
Did He smile His work to see?
Did He who made the lamb make thee?
Tiger, tiger, burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye?
Dare frame thy fearful symmetry?
William Blake

Tigre
¡Tigre! ¡Tigre! llamarada resplandeciente
en los bosques de la noche
¿Qué ojo o mano inmortal
pudo idear tu terrible simetría?
¿En qué abismos o cielos lejanos
ardió el fuego de tus ojos?
¿con qué alas osó elevarse?
¿Y qué mano osó ese fuego sujetar?
¿qué hombro, qué arteforjó las fibras de tu corazón?
Y al comenzar tu corazón a latir,
¿qué mano terrible o pie terrible?
¿qué martillo? ¿qué cadena?
¿en cuál horno tu cerebro?¿Qué yunque?
¿qué puño terribleosó ceñir su terror letal?
Cuando los astros arrojaron sus lanzas
y humedecieron sus lágrimas el cielo,
¿sonrió al contemplar su obra?
¿Aquel que creó al Cordero, te creó a ti
Tigre! ¡Tigre! llamarada resplandeciente
en los bosques de la noche,
¿qué ojo o mano inmortal
pudo idear tu terrible simetría?
Traducción Stanislas Valois Aragon

Vídeo Blake



Diálogo entre Babieca y Rocinante

Soneto

B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
R. Porque nunca se come, y se trabaja.
B. Pues ¿qué es de la cebada y de la pa?
R. No me deja mi amo ni un bocado.

B. Andá, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna a la mortaja,
¿Queréislo ver? Miraldo enamorado.

B. ¿Es necedad amar? R. No es gran prudencia.
B. Metafísico estáis. R. Es que no como.
B.Quejaos del escudero. R. No es bastante.

¿Cómo me he de quejar en mi dolencia
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como "Rocinante"?

Cervantes, Don Quijote de la Mancha,
Alba Libros, S.L., Madrid, 1996.

El hipopótamo

El Hipopótamo

Jubilado por la naturaleza y a falta de pantano a su medida, el hipopótamo se sumerge en el hastío. Potentado biológico, ya no tiene qué hacer junto al pájaro, la flor y la gacela. Se aburre enormemente y se queda dormido a la orilla de su charco, como un borracho junto a la copa vacía, envuelto en su capote colosal. Buey neumático, sueña que pace otra vez las praderas sumergidas en el remanso, o que sus toneladas flotan plácidas entre nenúfares. De vez en cuando se remueve y resopla, pero vuelve a caer en la catatonia de su estupor. Y si bosteza, las mandíbulas disformes añoran y devoran largas etapas de tiempo abolido. ¿Qué hacer con el hipopótamo, si ya sólo sirve como draga y aplanadora de los terrenos palustres, o como pisapapeles de la historia? Con esa masa de arcilla original dan ganas de modelar una nube de pájaros, un ejército de ratones que la distribuyan por el bosque, o dos o tres bestias medianas, domésticas y aceptables. Pero no. El hipopótamo es como es y así se reproduce: junto a la ternura hipnótica de la hembra reposa el bebé sonrosado y monstruoso. Finalmente, ya sólo nos queda hablar de la cola del hipopótamo, el detalle amable y casi risueño que se ofrece como único asidero posible. Del rabo corto, grueso y aplanado que cuelga como una aldaba, como el badajo de la gran campana material. Y que está historiado con finas crines laterales, borla suntuaria entre el doble cortinaje de las ancas redondas y majestuosas.


El Búho

Antes de devorarlas, el búho digiere mentalmente a sus presas. Nunca se hace cargo de una rata entera si no se ha formado un previo concepto de cada una de sus partes. La actualidad del manjar que palpita en sus garras va haciéndose pasado en la conciencia y preludia la operación analítica de un lento devenir intestinal. Estamos ante un caso de profunda asimilación reflexiva. Con la aguda penetración de sus garfios el búho aprehende directamente el objeto y desarrolla su peculiar teoría del conocimiento. La cosa en sí (roedor, reptil o volátil) se le entrega no sabemos cómo. Tal vez mediante el zarpazo invisible de una intuición momentánea; tal vez gracias a una lógica espera, ya que siempre nos imaginamos el búho como un sujeto inmóvil, introvertido y poco dado a las efusiones cinegéticas de persecusión y captura. ¿Quién puede asegurar que para las criaturas idóneas no hay laberintos de sombra, silogismos oscuros que van a dar en la nada tras la breve cláusula del pico? Comprender al búho equivale a aceptar esta premisa. Armonioso capitel de plumas labradas que apoya una metáfora griega; siniestro reloj de sombra que marca en el espíritu una hora de brujería medieval: esta es la imagen bifronte del ave que emprende el vuelo al atardecer y que es la mejor viñeta para los libros de filosofía occidental.

Juan José Arreola, Confabulario personal, Narradores de Hoy, Bruguera.

07 octubre, 2008

Herejes

Herejía

El 21 de mayo de 1559 fueron quemadas públicamente catorce personas en la plaza Mayor de Valladolid a manos del tribunal de la Santa Inquisición, junto con los huesos, incluso estatuas, de algunas otras. El 8 de octubre, en este mismo escenario y año, se incineraba a trece personas más y los huesos otra. En ambos eventos fueron penitenciadas dieciséis hasta conseguir su reconciliación con el credo ortodoxo. Desde entonces se sucedieron en todos los países del ámbito de la cristiandad, así en el Viejo Continente como en América estos espectáculos barrocos que pretendían, mediante el terror y la intimidación, reprimir la libre opinión acerca del dogma. En el último episodio célebre de esta saga (Valencia,1826), Cayetano Ripoll sería condenado a la horca, para luego ser quemado. Pero corrían otros tiempos, la humanidad daba ya muestras de estar evolucionando en sus métodos, así que el cadáver sólo fue colocado en un cubo con llamas apenas pintadas, salvándose así de ser incinerado.

Para merecer este tipo de homenajes que la intolerancia tradicional rinde a ciertos espíritus rebeldes, es preciso en ocasiones llamarse Sócrates, Arrio o Bruno. La lista de estos dolorosos consagrados por la memoria histórica es interminable, si bien la de los ajusticiados sin recuerdo hasta hoy día no lo es menos: no todos contribuyeron a la historia de la filosofía, fundaron escuelas ni tradujeron la Vulgata. Pero un honor sí que no les podrá ser arrebatado a ninguno de ellos: el de haberse hecho matar por sus ideas. Se los suele llamar herejes. A ellos está dedicada esta primera entrega de Imaginería. Hagamos un raudo paneo.

El año 1337 el papa Gregorio XI decidió que John Wickliffe era el Anticristo, conque fue expulsado de la corte y de su cátedra en Oxford. Para adjudicarse semejante exaltación Wickliffe por su Santidad, Wickliffe osó negar "la conversión maravillosa y singular de toda la sustancia del pan en el cuerpo de Cristo y de toda la sustancia del vino en su sangre" gracias a una operación del Espíritu Santo, permaneciendo sólo la especie (sabor, color, cantidad, olor, etc.) del pan y del vino, truco conocido sacramente como transubstaciación. Si bien la Iglesia se apoya en Marcos (14:12-16;16:22-26); Mateo (26:26-28) y Lucas (22:14-20), otros cristianos se mostraron por su parte -pero sin consecuencias para su pellejo- suspicaces respecto de este portento; así, Lutero y Calvino, protestantes -léase herejes desde la óptica de la iglesia de Roma-. De hecho a los judíos les está vedado beber vino transubstanciado, quiero decir, sangre, de Cristo o tuya, prevenido lector, bien que no se abstengan de derramar generosamente la del prójimo.

Pero Calvino hizo otros méritos para ser recordado en este combustible opúsculo, si bien no justamente por propugnar la justificación del hombre no por sus obras, sino por medio de la gracia y mediante la fe... Pues resulta que herejes de antaño son inquisidores hogaño, como veremos en seguida:
Sébastien Châteillon (Castellión) se codeó con los humanistas de sus días en el Colegio de la Trinidad en 1535, en Lyon, adonde había ingresado. Leyó Las instituciones cristianas de nuestro Juan Calvino, para adherir pronto a las ideas de la Reforma protestante y, contagiado de la nueva fiebre inoculada por la prosa del cristiano orador, se unió a don Calvino en 1540; lo acompañó en los célebres incidentes de Ginebra, y se acreditó como director del College de Rive. Hasta aquí hacen buenas migas los clérigos...

Sin embargo Castellión incurrió en una impresentable boutade al afirmar que Jesucristo, después de su muerte, descendió literalmente a los infiernos. Y ahí fue Troya, pues Calvino no consiguió encontrarle el chiste al aserto de su cofrade, que tenía este lance del Cristo por una alegoría alusiva a la angustia. Por si fuera poco, aseguró que el Cantar de Cantares es un poema erótico. ¡Habráse visto! Calvino no lo pensó dos veces y acusó a su eminente y tan bien colocado compañero de denigrar la imagen del clero. De resultas al pobre Castellión, pecador de él, lo encontramos atrapando listones de madera arrastrados por las inundaciones del río para poderse ganar el pan suyo de cada día.

Stanislas Valois Aragón, Octubre 1 de 2008